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CONTRA EL RELOJ

¿Cuánto tiempo nos queda? ¿Realmente estamos siendo conscientes?


Existe un tema que para algunos es de suma importancia, mientras que para otros aún se torna indiferente, el ambiente. Alrededor de nuestro entorno puede que estén sucediendo un montón de cosas malas, pero, si estás leyendo esto, te invito a que te detengas un momento, leas estas líneas de texto, reflexiones, para luego pasar a la acción, o inclusive, cambiar hábitos.


Cuando comenzó la pandemia, el confinamiento puede que ayudó en cierta medida al ambiente, sin embargo, el consumismo de productos aumentó debido al estar constantemente en casa y con ello, los residuos sólidos se incrementaron. Más plástico viajó a través de los océanos, accidentes petroleros mancharon playas y parques "protegidos", buques derramaron combustibles en arrecifes, acontecimientos que solo demuestran que las políticas deberían ser más estrictas, y sobretodo la educación ambiental.


El pasado 19 de septiembre, el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, permitió a la organización Climate Clock cambiar el Metrónomo de Union Square por un “Reloj Climático”. Este reloj, marcará la cuenta regresiva del tiempo que queda para tomar medidas que salven al planeta y permanecerá en marcha por lo menos durante la 'Semana del Clima' que comenzó el domingo 20 en esa ciudad estadounidense.


Los creativos de este proyecto tomaron en cuenta datos del Instituto de Investigación Mercator para la cuenta regresiva y fue inspirado por el ‘Doomsday Clock’, creado en 1947 por la junta directiva del ‘Bulletin of the Atomic Scientists’ de la Universidad de Chicago.


Se cuenta con poco más de 7 años, según este reloj, para realizar un cambio contundente en los hábitos como personas y las políticas mundiales, así se evitará incrementar la temperatura del planeta en 1,5 grados, lo que podría generar un desastre ambiental que no tendrá un punto de retorno.


Desde hace años se ha evidenciado problemas muy graves que atentan contra el planeta, el plástico, es uno de los desechos que más ha traído incontables consecuencias en distintos lugares del mundo. Y recientemente, los desechos médicos también atentan contra la vida de especies; un ejemplo reciente fue como en Brasil, un pingüino murió por ingerir un cubrebocas.


"La contaminación por plásticos ya era una de las más grandes amenazas a nuestro planeta antes del coronavirus. El rápido aumento en el uso diario de ciertos productos que ayudan a proteger a las personas y a detener la propagación del virus está empeorando las cosas", explicó Pamela Coke-Hamilton, directora de comercio internacional de la UNCTAD.


Entonces, ¿En 7 años se podrán implementar cambios que ayuden al planeta? Una acción que debería tomarse con mayor objetividad, es la educación ambiental en las aulas. Reforzando el sentido de pertenencia, recordando que este mundo tan pequeño pero al mismo tiempo tan gigante es nuestro único hogar y es necesario el trabajo en equipo para salvarlo.

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